Certeza: Las vacas piensan
Cuando era niño en ocasiones pensaba que en Torrelavega se había inventado la lluvia. La lluvia traía pozas y estas alimentaban una frase rotunda de mi madre: “Como pises los charcos te vas a enterar…”. Esto era un eufemismo de “caricias intensas en el trasero”. Así que yo siempre caminaba mirando al suelo y muy concentrado. Es ahí cuando construía mis teorías sobre el mundo. Después de unos cuantos días lluviosos llegué a la conclusión de que las vacas pensaban. Lo supe al ver lo concentradas que estaban siempre. Casi eran como yo, muy concentrado. Cuando pastan elaboran y cuecen los pensamientos. Llegan a las conclusiones cuando rumian lo pastado, levantando la cabeza y moviéndola muy suavemente de un lado a otro. Llegué a Madrid a principios del otoño del 75. Traía muchas dudas y pocas certezas, y la de las vacas era una de ellas. A esas alturas estaba totalmente seguro: pensaban. En el 2004 di una conferencia en el aula magna de la Universidad de Lyon ante un centenar de historiadores . Les conté mi teoría sobre las vacas. Muchas risas. Al final de la conferencia un mejicano y una suiza me dijeron que también pensaban lo mismo. Ahora estoy intentando averiguar ¡qué coño piensan!. Esta es la parte más difícil.